Un CIS ciudadano de
Cañada Real

Sigue hacía abajo

Las vecinas y vecinos de los sectores 5 y 6 de la Cañada Real Galiana llevan muchos meses exigiendo el restablecimiento de la luz en la zona y la firma de contratos para pagar el consumo que generen, además de reivindicar la creación de una mesa de seguimiento interinstitucional de la que no tenemos noticias y avanzar así hacia una solución real para las casi cuatro mil personas que conviven en este barrio, un 45% de ellas menores de edad.

Ante la inacción de los gobiernos estatal, regional y local, y a pesar de serias llamadas de atención como la del Defensor del Pueblo en noviembre pasado, las cartas del Alto Comisionado contra la pobreza infantil,  o incluso El Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos,  además del silencio cómplice de Naturgy, que no responde a las innumerables solicitudes efectuadas, las y los vecinos de Cañada Real han dado un paso más, y con el apoyo de personas voluntarias de la Plataforma Cívica por la luz en Cañada, han realizado una encuesta entre 149 hogares de la zona para mostrar los efectos de los cortes de suministro de luz desde hace ya 16 meses.

Han participado más de un 16% de los habitantes de la Cañada Real, 652 residentes, en una cifra de muestreo porcentual muy superior a otras demoscopias que habitualmente se pueden leer en los medios de comunicación, o las del propio Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, cuyo barómetro más reciente, de enero, se basa en 3.777 entrevistas para el total de adultos de España, y al que desde aquí la Plataforma Cívica por la Luz en Cañada invita a preguntar a las y los españoles sobre su opinión en relación a la falta de suministro eléctrico en la zona y el abandono de sus miles de residentes en el próximo estudio que publiquen.

Las 652 personas se dividen en 335 hombres o niños y 311 mujeres o niñas. Del total, 277 son menores de edad, 23 superan los 65 años, 19 sufren discapacidad o dependencia reconocida y 3 personas sufren algún tipo de enfermedad mental.

En cuanto a la distribución territorial, de los 149 hogares encuestados, 63 están ubicados en el Sector 5, y 86 pertenecen al Sector 6, con una distribución de residentes de 293 para el primero y 359 para el segundo.

Siete de cada diez personas encuestadas manifiestan tener su salud afectada debido a los cortes de luz, nueve de cada diez en el caso de los mayores.

“A mis hijos, el año pasado se les congelaron los pies y tuvieron que ser hospitalizados. Mi hija recién nacida tuvo que salir de la casa por el frío”, explica  Abdelmoula El Kanar, vecino del sector 5. Los problemas más habituales se refieren a resfriados y catarros permanentes en menores, y a dificultades para refrigerar medicamentos al no poder enchufar las neveras, especialmente en el caso de las personas diabéticas, que necesitan dosis continuadas de insulina. A este respecto, son trece las personas que manifiestan tener graves problemas para poder utilizar el medicamento en buenas condiciones.

El empeoramiento de la salud mental es un indicador repetido en las respuestas de la  comunidad. Nueve personas refieren estar sufriendo depresión y diez episodios de ansiedad, ambas enfermedades sensiblemente más presentes en el sector seis, la zona con más cortes de luz. Pedro, vecino del mismo, explica que ha tenido que ir al psicólogo y actualmente está medicado con antidepresivos. Ve sufrir a sus nietos y a su exmujer. En su domicilio tiene un panel solar que no da carga insuficiente.  Varias madres explican estar sufriendo episodios de ansiedad por no poder calentar la casa lo suficiente o no poder lavar la ropa de sus hijos, que van al colegio con la ropa sucia. Relacionado con esto, en dos familias se han identificado situaciones de bullying escolar.

Otras seis personas refieren episodios más o menos continuados de tristeza, en este caso centrada en la población infantil. Pero no solo: Driss, vecina del sector 5, cuenta: “tengo dolores por el frío. Me siento triste, y me voy a la cama a las ocho”.

Igualmente son reseñables el número de intoxicaciones y quemaduras contabilizadas por el uso de estufas de leña y otras soluciones a la falta de electricidad. De nuevo es el sector 6 el que ha tenido más problemas: ocho familias han sufrido quemaduras y cinco intoxicaciones por inhalación de humo.  Mohamed, desde el sector seis, recuerda las quemaduras en las manos de su hija de un año. “No tenemos ganas de vivir aquí. No tenemos derechos”, explica a las personas encuestadoras.

Más de ocho de cada diez menores preguntados han confirmado tener problemas para poder seguir sus estudios con normalidad. Principalmente es la ausencia de luz la que obstaculiza la posibilidad de hacer los deberes y tareas a tiempo y con la calidad lumínica suficiente, aunque hay más situaciones: son referidas, por ejemplo, la falta de luz que afecta a la concentración de las niñas y niños, y también el frío nocturno que hace que no quieran salir por la mañana de la cama, lo que hace que en ocasiones se falte a la escuela o se llegue tarde. Sakira, vecina del sector seis, explica que sus tres hijos han sacado “las peores notas de su vida”. Kenza y su hija también han dejado de estudiar. Ella tomaba clases de español en El Fanal y a causa de su reuma ha dejado de acudir, y su hija de once años no tiene ganas de estudiar, y también ha empeorado sus calificaciones. Esta situación se repite en alumnos de primaria, secundaria y grados superiores. La hija de Souad, también residente del sector 6 y que acaba de entrar en la edad adulta, ha terminado el instituto con peores notas de las esperadas y está empezando sus estudios de  formación profesional con bajo nivel. El hijo de 17 años de Ramón ha sido diagnosticado de depresión, y ha abandonado los estudios.

La falta de energía también ha provocado que no haya internet en las casas más allá de los datos de los móviles disponibles, y que a su vez tienen dificultades para ser cargados, y esto ha provocado una desigualdad de acceso a recursos telemáticos a los estudiantes, cada vez más habituales en los centros educativos, más allá de las clases online durante los meses del confinamiento.

Por último, volver a destacar los dos casos de bullying detectados en menores de 10 y nueve años, a causa de las dificultades de las familias de los sectores 5 y 6 para mantener un estado óptimo de higiene y por vivir en Cañada porque están estigmatizados como delincuentes.

Muestra:

Se ha encuestado en 149 hogares, con un total de 652 personas residentes en los mismos, el día 12 de diciembre de 2021. La Plataforma Cívica ha hecho preguntas sobre la situación familiar de los encuestados, las consecuencias de los cortes de luz sobre su salud y la educación de niñas, niños y personas adultas.